María de la Cabeza

 

 

María de la Cabeza, más hermosa que ninguna

que en tu manto resplandece la belleza de la luna.

María de la Cabeza con tus ojos de piedad

mira por el forastero y también los del lugar

que por muy lejos que estén

en el día de tu santo te vienen a visitar

a dejarte una limosna y besarte en el altar.

En la puerta de la Iglesia la música está preparada

en cuanto te ve salir ya toca la marcha real

los hombres echan delante, la música va detrás

en tus andas van cantando el cura y el sacristán

te acompañan tus Cofrades y también la autoridad.

Por las plazas y las calles te llevan en procesión

y en las puertas pararás

unos te ofrecerán trigo, otros dinero te dan

que recoge la Justicia y a tus fondos llevarán.

Ya regresas a la Iglesia y al llegar al callejón

verás una mesa puesta donde ofrecen los Cofrades

y también la autoridad

y todo el que tenga dinero una limosna dejará.

Para pasarte a la Iglesia tus andas son subastadas

te suele pasar adentro el que más dinero da

que siempre le toca al rico, el pobre se queda atrás.

Se ha pasado el día 9, el día 10 llegará

entre las diez y las once para la ermita marcharás

durante la carrera todos te quieren llevar.

Ya llegan al árbol hueco, ese árbol milagroso

que si paramos a pensar, no tiene corazón,

solo en la corteza está.

Allí te tienen un rato, ¡qué buena sombra te da!

cuando llegas a la ermita, te vuelven a subastar

te suele pasar adentro el que más dinero da.

Esto te lo cuenta una hija que no te puede acompañar

porque Dios que le dio la vista, se la ha sabido quitar.

y lo lleva con paciencia y con gran serenidad.

    Autora: Gregoria Bueno Ramírez

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 Poesía

© Copyright Gonzalo Mantecón Sáez - 31/08/02